Internet fue el revolcón de
cama después de un mañanero que necesitábamos con relación a la información. La
facilidad con la que accedemos a ella es impresionante, casi comparable como
destapar una galleta Club Social por la línea marcada. Aun solo clic accedemos
a un sin número de páginas que alimentan ávidamente toda nuestra curiosidad con
información ágil y de primera mano, 32 años atrás (a un día de mi nacimiento) hubiésemos necesitado días, semanas,
meses o incluso años para disponer de esta información. No obstante, no todo es tan bueno como
Esperanza Gómez, Esperanza Paredes o Paola Angarita, tanta información hace que
no podamos diferenciar de forma asertiva la auténtica información de la que es
falsa. Y para la muestra un botón realicé un estudio de investigación con las
mejores instituciones en educación, como lo son la Universidad Minuto de Dios,
la Tecnológica FITEC, Multitech, El Polo y Cacharrería el Mono prestigiosas
entidades a nivel regional, con estudiantes escogidos al por mayor y al detal. Estamos
hablando de una investigación, de un
estudio bien hecho, cuyas conclusiones son un llamado de atención sobre esta
nueva situación.
A un grupo de jóvenes se les
mostro una fotografía del Tino Asprilla diciéndoles que era Nelson Mandela con
una información de pie de página sin fuente ni referencias, (este ejercicio es muy parecido a la campaña
de desprestigio que adelantó el Centro Democrático en el País) Un 20% aproximadamente
llegó a desconfiar de lo que en la fotografía se contaba. Incluso, más
preocupante es que un 40% no sólo se lo creyó, sino que además lo consideraba
una prueba sólida, tan sólida como lo que se le escapa al Tino por fuera de la
manga de su pantaloneta. Estudios realizados en el @PortalNet del Parque
Principal de Girón con jóvenes entre 12 y 18 años descubrieron que Internet era
considerado como una de las principales fuentes para obtener información. Lo más
preocupante no era el costo de la cerveza en ese lugar, lo que más causaba preocupación
era que muchos de los joven manifestaban no tener la competencia y/o habilidad
para evaluar toda la información, por ende lo hacían a criterio propio (sentido común) o por que la información o
noticia la veían en diferentes páginas, en especial por redes sociales.
En conclusión, nos hace falta
más lectura crítica de contenidos digitales, analizar la información, contrastarla
con otras fuentes, no caer en el error de viralizar si no se está seguro de lo
que se quiere compartir o republicar. Es necesario además aprender a leer, la
falta de esta habilidad nos hace vulnerables al desprestigio, a la manipulación
o al engaño.
Recuerde que estamos en un
mundo donde investigar y contrastar información es más fácil que destapar una
galleta Club Social por la línea marcada.