Muchos de los bienes y
servicios que nos proporcionamos a diario tienen una historia triste y
desgarradora, una historia que obviamos por desconocimiento o porque
simplemente no nos toca en nuestro afán por consumir, conseguir y presumir del
mejor celular, el mejor pantalón o hacer ingesta del mejor alimento, solo por
nombrar a rasgos generales productos de elaboración masiva.
Detrás de cada producto, sea
tecnológico, textil, o alimenticio lleva consigo la necesidad imperiosa de un
ser humano (hombre, mujer o niño) por
sobrevivir un día al día en este mundo de oportunidades desiguales, primando el
negocio de la producción industrial, y las largas jornadas laborales con
sueldos paupérrimos para algunas personas que están sometidas en un complejo
embudo laboral, donde ellas son la parte más angosta. Lo anterior, para los
empresarios se traduce en utilidades económicas a borbotones en un mercado
global y competitivo, dueños de las “mejores marcas” que en esta parte del continente
(occidentales) nos ufanamos por tener y presumir.
Hace más de un año pude ver
en televisión nacional (que no es RCN ni
Caracol) un documental llamado “China
Blue” que muestra las duras condiciones en las cuales algunos chinos
(orientales) trabajan en una fábrica de confecciones de ropa (que nosotros compramos en los mejores
almacenes de la ciudad), bajo ninguna garantía o protección por parte de
sus empleadores. Evidenciándose una sobre explotación del recurso humano (jornadas laborales sobre las 16 horas al día,
que a largo plazo lleva incluso a la muerte), avivado por las innumerables
necesidades que padecen (pobreza extrema)
Esto sin lugar a dudas, al menos para una persona razonable, deja una reflexión
y siembra un cuestionamiento latente. ¿Estoy haciendo parte de una cadena de
consumo que consume la vida de otro ser humano?
Eludí semejante
interrogante por cierto tiempo hasta que por conducto regular de la vida de
un desempleado como yo, se dio a la tarea de encontrar un segundo documental
que fortaleciera y diera respuesta a este interrogante, por suerte en YouTube
encontré uno realizado por el Canal Alemán Deutsche Welle (DW) que a modo
personal les sobra credibilidad y objetividad en sus reportajes y documentales,
llamado “los más pobres de entre los
pobres: las caras de la esclavitud y la explotación laboral moderna” que
retrata las condiciones de pobreza en las que viven algunas personas en sectores de Bangladesh
(país ubicado al sur de Asia) con
imágenes tan dicientes y desgarradoras, de nuevo soportadas por la explotación
laboral en la industria textil, largas jornadas de trabajo, sueldos
insignificantes y pobreza extrema.
"Lo que usted paga aquí en Colombia por un
pantalón (jean) de marca aproximadamente 199900 pesos es el equivalente a un
mes de sueldo de una persona en Bangladesh. Un solo celular IPhone es la nómina
para al menos 5 personas en China".
Usted podrá ignorarme (es muy fácil hacerlo) y etiquetarme de
tonto e incauto (y la verdad, lo soy),
pero no lo haga con esto, ya que es el reflejo de la cruda realidad que nos
tocó vivir. No es una invitación para querer cambiar el mundo en un par
de meses, tampoco para que deje de usar ropa, inhibir algún gusto en aparatos electrónicos o en el peor de los casos, imponer mi pensamiento, es una invitación para generar conciencia y
empezar a vivir con base a nuestras
creencias.
Kawranbazar, Bangladesh
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Postdata: Anexo los documentales para que en su tiempo de total
esparcimiento (este fin de semana) los vea con total calma, pero por
favor véalos, así la columna de arriba tendrá sentido y usted podrá comprender
la magnitud de lo que en resumidas cuentas quise redactar y dar a entender. Lo
más importante es que al finalizar usted tenga su propia opinión.