jueves, 22 de septiembre de 2016

DE MARCA: LA DIFERENCIA

Muchos de los bienes y servicios que nos proporcionamos a diario tienen una historia triste y desgarradora, una historia que obviamos por desconocimiento o porque simplemente no nos toca en nuestro afán por consumir, conseguir y presumir del mejor celular, el mejor pantalón o hacer ingesta del mejor alimento, solo por nombrar a rasgos generales productos de elaboración masiva.     

Detrás de cada producto, sea tecnológico, textil, o alimenticio lleva consigo la necesidad imperiosa de un ser humano (hombre, mujer o niño) por sobrevivir un día al día en este mundo de oportunidades desiguales, primando el negocio de la producción industrial, y las largas jornadas laborales con sueldos paupérrimos para algunas personas que están sometidas en un complejo embudo laboral, donde ellas son la parte más angosta. Lo anterior, para los empresarios se traduce en utilidades económicas a borbotones en un mercado global y competitivo, dueños de las “mejores marcas” que en esta parte del continente (occidentales) nos ufanamos por tener y presumir.


Hace más de un año pude ver en televisión nacional (que no es RCN ni Caracol) un documental llamado “China Blue” que muestra las duras condiciones en las cuales algunos chinos (orientales) trabajan en una fábrica de confecciones de ropa (que nosotros compramos en los mejores almacenes de la ciudad), bajo ninguna garantía o protección por parte de sus empleadores. Evidenciándose una sobre explotación del recurso humano (jornadas laborales sobre las 16 horas al día, que a largo plazo lleva incluso a la muerte), avivado por las innumerables necesidades que padecen (pobreza extrema) Esto sin lugar a dudas, al menos para una persona razonable, deja una reflexión y siembra un cuestionamiento latente. ¿Estoy haciendo parte de una cadena de consumo que consume la vida de otro ser humano?        


Eludí semejante interrogante por cierto tiempo hasta que por conducto regular de la vida de un desempleado como yo, se dio a la tarea de encontrar un segundo documental que fortaleciera y diera respuesta a este interrogante, por suerte en YouTube encontré uno realizado por el Canal Alemán Deutsche Welle (DW) que a modo personal les sobra credibilidad y objetividad en sus reportajes y documentales, llamado “los más pobres de entre los pobres: las caras de la esclavitud y la explotación laboral moderna” que retrata las condiciones de pobreza en las que viven algunas personas en sectores de Bangladesh (país ubicado al sur de Asia) con imágenes tan dicientes y desgarradoras, de nuevo soportadas por la explotación laboral en la industria textil, largas jornadas de trabajo, sueldos insignificantes y pobreza extrema.


"Lo que usted paga aquí en Colombia por un pantalón (jean) de marca aproximadamente 199900 pesos es el equivalente a un mes de sueldo de una persona en Bangladesh. Un solo celular IPhone es la nómina para al menos 5 personas en China".


Usted podrá ignorarme (es muy fácil hacerlo) y etiquetarme de tonto e incauto (y la verdad, lo soy), pero no lo haga con esto, ya que es el reflejo de la cruda realidad que nos tocó vivir. No es una invitación para querer cambiar el mundo en un par de meses, tampoco para que deje de usar ropa, inhibir algún gusto en aparatos electrónicos o en el peor de los casos, imponer mi pensamiento, es una invitación para generar conciencia y empezar a vivir con base a nuestras creencias.   



 Kawranbazar, Bangladesh

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Postdata: Anexo los documentales para que en su tiempo de total esparcimiento (este fin de semana) los vea con total calma, pero por favor véalos, así la columna de arriba tendrá sentido y usted podrá comprender la magnitud de lo que en resumidas cuentas quise redactar y dar a entender. Lo más importante es que al finalizar usted tenga su propia opinión.

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