32 años en una guerra sin
tregua, 32 años de una guerra absurda,
violenta y virulenta, una guerra que causa dolor, llanto y desesperación en
aquellos que la padecen, y sin ánimo de que se produzca un acuerdo bilateral
que ponga fin a tanto horror y sometimiento. No existe un vencedor, no se
pronuncia un perdedor, solo existe la certeza de que en cualquier momento o en
cualquier circunstancia la primera organización subversiva guerrillera, armada
y revolucionaria llamada: INFLUENZA – EP, ingresará a mi cuerpo, atacará de
forma sorpresiva, secuestrará y aniquilará cualquier organismo de defensa que
quiera neutralizarlo y causará serias enfermedades. Es un grupo guerrillero que
se mimetiza, que cambia de apariencia, que evoluciona, siendo así muy difícil
reconocerlo (son como Michael Jackson)
y siempre engrosa sus filas con un simple proceso de clonación o fotocopiado.
El modus operandi de esta
organización virulenta al margen de la piel y la ley es muy sencillo; un par de
estos miembros sanguinarios, llegan de forma imperceptible en una operación
militar de despliegue, basadas en un plan de toma e ingreso por mis fosas
nasales montadas en partículas de aire que utilizan como vehículos de combate.
Pero allí se encontraran con un primer cordón de seguridad al mando del Capitán
Mucosa que lanzará un ataque defensivo que eliminará algunos de forma parcial
con granadas de moco liquido en medio de ese espeso bosque de flora y fauna que
ofrece mi nariz, sin embargo, estos intentos de protección no son suficientes.
“Tengo a mi disposición un número
considerable de defensas y autodefensas listas para contraatacar, con bases de operaciones
ubicadas en puntos estratégicos de mi cuerpo”.
Algunos de ellos pasan
invictos, ya que consideran que mi nariz no es una trinchera segura (Doy fe de eso) y desde ese momento mi
cuerpo se convierte en un gran campo de batalla. Cuando llegan a mi garganta una
de ellas conocida con el alias de “ViroFijo” secuestra varias células con
engaños sucios, pero no las secuestra para exigir dinero a su familiares, lo
hace para utilizarlas como campos de clonación y reclutamiento, y así aumentar
el número de sus filas malignas. En menos de dos horas más de 10.000 nuevos
integrantes hacen formación en este grupo terrorista. De inmediato, una
partícula de proteína encubierto (la
típica Barbarita de barrio) que trabaja para el Gobierno local en el
servicio secreto, da aviso a las células inmunitarias que patrullan y vigilan, y
estas, más rápidas que Ambulancia sin herido llegan al lugar donde se
concentran estos bandidos con la única misión en mente, destruirlos.
En este contraataque muchas
células inocentes de mi garganta mueren, entonces, mi garganta enrojece y se
inflama como mecanismo de comunicación con mi cuerpo, sintiendo de forma rápida
los efectos de esta lucha sin frenesí. En la siguiente fase de la operación llamada:
“Tormenta del Noxpirin” El gobierno local convoca a todas sus tropas para poder
hacer frente a esta invasión, pero solo irán a combatir aquellas mayores de
edad, que no tengan varicocele, que se llamen Leucocitos y que aun tengan a sus
células madres vivas. (En caso de que
mueran en combate, el gobierno indemniza a estas madres) Al convocar tanto
reservista mi cuerpo empieza a sentirse débil y un malestar general me indica
que debo descansar para que toda esa energía se emplee en la retaliación.
Muchas células inmunitarias
llegan al frente de batalla, y entre puños y patadas las noticias no son muy
alentadoras, los noticieros titulan una y otra vez, “Estamos perdiendo la
batalla” entonces mi cuerpo eleva la temperatura y mi voz se pone peor que la de
Maluma. Pasan 36 horas y mis síntomas empeoran, entre estos síntomas está la
Rinorrea Gonorrea, que convierte mi nariz en las mismísimas Cataratas del
Iguazú. La lucha es sangrienta, el reporte de bajas es considerable por parte
de los dos bandos y se hace necesario encontrar al Equipo Swat Sanguíneo (O Sanguinario) que aniquile por completo
este batallón de la muerte. La INFLUENZA – EP no admite procesos de dialogo,
tampoco mesas de negociación, no darán su brazo a torcer, ni reparan víctimas y
son más arrogantes que Jota Mario en Muy Buenos Días.
En una acción desesperada me
reúno en las oficinas de la Medula Ósea con el Ministro de Defensa encargado para
reunir una unidad élite con armas y tácticas especiales entrenados para llevar
a cabo operaciones de alto riesgo (en ese
momento pienso en las fuerzas
especiales Ginyū, pero sé que es una idea muy infantil de mi parte) Entonces
le digo al Ministro que desde la invasión guerrillera he estado entrenando con
el maestro genérico MK Tabletica de Vitamina C, él me mira de reojo y me dice
que ya es demasiado tarde, y con un tono más erudito comenta que el Ácido
Ascórbico (Vitamina C) lo puedo
ingerir de una forma más natural a través de frutas y verduras. Me enseña un
álbum de fotos de los mejores hombres que él conoce, veo entonces fotos de un
kiwi, un pimiento rojo abrazado con uno verde, un tomate acostado en una ensalada,
un brócoli bañándose en aguas termales, una fresa comiéndose una Festival, una espinaca
con un tatuaje de Popeye en el brazo, un jugo de guayaba disfrutando de un día
de sol con una toronja, y una naranja y un limón sacando la lengua en una
espectacular Selfie en un exprimidor. Me comenta además, que lo más sensato es entrenar
con estos maestros todos los días para fortalecer las tropas inmunitarias y así
crear escuadrones suicidas resistentes a cualquier grupo insurgente.
De repente ingresa la
proteína que ha estado encubierto desde el inicio de esta historia y le informa
al Ministro que ya ha sido neutralizada la primera organización subversiva
guerrillera, armada y revolucionaria llamada: INFLUENZA – EP por el escuadrón
suicida de Glóbulos Blancos y que el Tejido Linfático, un aliado de la Medula
Ósea había dado ese espaldarazo que estaba esperando. En pocas horas todas las
bajas o cuerpos inertes son recogidos por la Fiscalía en bolsas hechas de
flemas. Finalmente, con una fuerte tos voy eliminando todas esas bolsas llenas
de cadáveres putrefactos. Los pocos que quedan vivos se someten a la ley de
justicia y paz, y luego se desmovilizan. Ellos serán puestos nuevamente en mi
nariz o garganta y con un magnifico ¡¡aaa choo!! o simplemente sonando mi nariz
vuelven a quedar por fuera de mi cuerpo hasta que puedan refugiarse en otro
país.
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