domingo, 2 de octubre de 2016

UNA GUERRA ABSURDA, VIOLENTA Y VIRULENTA

32 años en una guerra sin tregua, 32 años de una guerra absurda, violenta y virulenta, una guerra que causa dolor, llanto y desesperación en aquellos que la padecen, y sin ánimo de que se produzca un acuerdo bilateral que ponga fin a tanto horror y sometimiento. No existe un vencedor, no se pronuncia un perdedor, solo existe la certeza de que en cualquier momento o en cualquier circunstancia la primera organización subversiva guerrillera, armada y revolucionaria llamada: INFLUENZA – EP, ingresará a mi cuerpo, atacará de forma sorpresiva, secuestrará y aniquilará cualquier organismo de defensa que quiera neutralizarlo y causará serias enfermedades. Es un grupo guerrillero que se mimetiza, que cambia de apariencia, que evoluciona, siendo así muy difícil reconocerlo (son como Michael Jackson) y siempre engrosa sus filas con un simple proceso de clonación o fotocopiado.


El modus operandi de esta organización virulenta al margen de la piel y la ley es muy sencillo; un par de estos miembros sanguinarios, llegan de forma imperceptible en una operación militar de despliegue, basadas en un plan de toma e ingreso por mis fosas nasales montadas en partículas de aire que utilizan como vehículos de combate. Pero allí se encontraran con un primer cordón de seguridad al mando del Capitán Mucosa que lanzará un ataque defensivo que eliminará algunos de forma parcial con granadas de moco liquido en medio de ese espeso bosque de flora y fauna que ofrece mi nariz, sin embargo, estos intentos de protección no son suficientes.

“Tengo a mi disposición un número considerable de defensas y autodefensas listas para contraatacar, con bases de operaciones ubicadas en puntos estratégicos de mi cuerpo”.

Algunos de ellos pasan invictos, ya que consideran que mi nariz no es una trinchera segura (Doy fe de eso) y desde ese momento mi cuerpo se convierte en un gran campo de batalla. Cuando llegan a mi garganta una de ellas conocida con el alias de “ViroFijo” secuestra varias células con engaños sucios, pero no las secuestra para exigir dinero a su familiares, lo hace para utilizarlas como campos de clonación y reclutamiento, y así aumentar el número de sus filas malignas. En menos de dos horas más de 10.000 nuevos integrantes hacen formación en este grupo terrorista. De inmediato, una partícula de proteína encubierto (la típica Barbarita de barrio) que trabaja para el Gobierno local en el servicio secreto, da aviso a las células inmunitarias que patrullan y vigilan, y estas, más rápidas que Ambulancia sin herido llegan al lugar donde se concentran estos bandidos con la única misión en mente, destruirlos.

En este contraataque muchas células inocentes de mi garganta mueren, entonces, mi garganta enrojece y se inflama como mecanismo de comunicación con mi cuerpo, sintiendo de forma rápida los efectos de esta lucha sin frenesí. En la siguiente fase de la operación llamada: “Tormenta del Noxpirin” El gobierno local convoca a todas sus tropas para poder hacer frente a esta invasión, pero solo irán a combatir aquellas mayores de edad, que no tengan varicocele, que se llamen Leucocitos y que aun tengan a sus células madres vivas. (En caso de que mueran en combate, el gobierno indemniza a estas madres) Al convocar tanto reservista mi cuerpo empieza a sentirse débil y un malestar general me indica que debo descansar para que toda esa energía se emplee en la retaliación.


Muchas células inmunitarias llegan al frente de batalla, y entre puños y patadas las noticias no son muy alentadoras, los noticieros titulan una y otra vez, “Estamos perdiendo la batalla” entonces mi cuerpo eleva la temperatura y mi voz se pone peor que la de Maluma. Pasan 36 horas y mis síntomas empeoran, entre estos síntomas está la Rinorrea Gonorrea, que convierte mi nariz en las mismísimas Cataratas del Iguazú. La lucha es sangrienta, el reporte de bajas es considerable por parte de los dos bandos y se hace necesario encontrar al Equipo Swat Sanguíneo (O Sanguinario) que aniquile por completo este batallón de la muerte. La INFLUENZA – EP no admite procesos de dialogo, tampoco mesas de negociación, no darán su brazo a torcer, ni reparan víctimas y son más arrogantes que Jota Mario en Muy Buenos Días. 


En una acción desesperada me reúno en las oficinas de la Medula Ósea con el Ministro de Defensa encargado para reunir una unidad élite con armas y tácticas especiales entrenados para llevar a cabo operaciones de alto riesgo (en ese momento pienso en las fuerzas especiales Ginyū, pero sé que es una idea muy infantil de mi parte) Entonces le digo al Ministro que desde la invasión guerrillera he estado entrenando con el maestro genérico MK Tabletica de Vitamina C, él me mira de reojo y me dice que ya es demasiado tarde, y con un tono más erudito comenta que el Ácido Ascórbico (Vitamina C) lo puedo ingerir de una forma más natural a través de frutas y verduras. Me enseña un álbum de fotos de los mejores hombres que él conoce, veo entonces fotos de un kiwi, un pimiento rojo abrazado con uno verde, un tomate acostado en una ensalada, un brócoli bañándose en aguas termales, una fresa comiéndose una Festival, una espinaca con un tatuaje de Popeye en el brazo, un jugo de guayaba disfrutando de un día de sol con una toronja, y una naranja y un limón sacando la lengua en una espectacular Selfie en un exprimidor. Me comenta además, que lo más sensato es entrenar con estos maestros todos los días para fortalecer las tropas inmunitarias y así crear escuadrones suicidas resistentes a cualquier grupo insurgente.  


De repente ingresa la proteína que ha estado encubierto desde el inicio de esta historia y le informa al Ministro que ya ha sido neutralizada la primera organización subversiva guerrillera, armada y revolucionaria llamada: INFLUENZA – EP por el escuadrón suicida de Glóbulos Blancos y que el Tejido Linfático, un aliado de la Medula Ósea había dado ese espaldarazo que estaba esperando. En pocas horas todas las bajas o cuerpos inertes son recogidos por la Fiscalía en bolsas hechas de flemas. Finalmente, con una fuerte tos voy eliminando todas esas bolsas llenas de cadáveres putrefactos. Los pocos que quedan vivos se someten a la ley de justicia y paz, y luego se desmovilizan. Ellos serán puestos nuevamente en mi nariz o garganta y con un magnifico ¡¡aaa choo!! o simplemente sonando mi nariz vuelven a quedar por fuera de mi cuerpo hasta que puedan refugiarse en otro país.     


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